lunes, 8 de octubre de 2012

Mujeres Emprendedoras: El caso de Florencia Llompart, de los números al tejido


En esta oportunidad les presento otro caso de una actividad que comenzó siendo un hobby y como complemento de otra principal y terminó convirtiéndose en la mayor con el paso del tiempo.
Interesante el caso de Florencia Llompart que fue relatado por Paula Ancery a través del diario Clarín de Argentina
Hasta la próxima!

Prof. Lic. Fernando Julio Silva, MSc
Octubre 2012
Artículo:
“Indumentaria femenina tejida”
7 OCT 2012 EMPRENDEDORES
Florencia Llompart empezó a vender sus diseños por el boca a boca, siguió fabricando para marcas instaladas y finalmente lanzó la suya propia, que se consigue en unos 40 locales multimarca. Terceriza la producción y vende a mayoristas.
Por PAULA ANCERY

                                                               Florencia Llompart
Les dijo a los pretendientes que tenían tomada su casa en ausencia de su marido que elegiría a alguno de ellos cuando terminara de tejer. Pero destejía por las noches lo que había tejido durante el día, artilugio que le permitió a Penélope recibir a Ulises con su virtud intacta, dice la leyenda. Por esto, quizás, hace muchísimos siglos que tejer se considera una actividad eminentemente femenina, idea que ni siquiera pudo erradicar la revolución industrial. En las últimas generaciones, sin embargo, se la veía más como una imagen arquetípica de las mujeres mayores; pero sigue habiendo chicas jóvenes a quienes les gusta, y que no necesitan artilugios que las incentiven.
Pero en la era del diseño artesanal cool, alguien tenía que hacerse cargo del tejido. A Florencia Llompart siempre le interesó la moda, así como siempre le habían gustado los números. Eligió como carrera la Contabilidad, y ya estaba trabajando en una multinacional cuando se dio cuenta de que los números le gustaban, pero las leyes, no tanto.
“Empecé en 2005, un poco como un hobby”, cuenta. “Dibujé un par de diseños, mi mamá –que se convirtió en mi socia– me los tejió, yo salí a venderlos y me fue muy bien”. El boca a boca hizo el resto. “Una amiga de una amiga veía uno de mis sweaters y venía a pedírmelo para que se lo vendiera, trabajaba así. Hasta que en 2006 lo vi viable y empecé a hacer producto terminado para otras marcas”.
Ese paso, claro, implicó buscar proveedores de hilados y talleres externos en los cuales tercerizar la producción. También funcionó como instancia de verificación de que sus diseños tenían el nivel de calidad y aceptación necesarios para largarse con la marca propia. “En 2008 dejé de trabajar para terceros porque era doble trabajo: no les cobraba el diseño y les hacía de taller”, completa.
Comenzó fabricando únicamente pullovers para después ir ampliando la línea a todo tipo de prendas para la mujer. “Y ya en 2011 empecé a hacer promoción, de manera comercial, en eventos como BAF Week o Puro Diseño, para que el público me conozca. Si no, seguía trabajando con amigas de amigas o con los locales de las madres de mis amigas”, se ríe la emprendedora.
De norte a sur Llompart eligió no vender por Internet ni tener local propio a la calle, al menos durante un buen tiempo. Pero tiene un showroom en Belgrano al que acuden algunas clientas, pero donde lo que más hace es mostrarles a los dueños de los locales su colección completa. “Trabajo casi totalmente con mayoristas y en forma directa”, cuenta.
La marca Florencia Llompart está presente en unos 40 locales multimarca, de los cuales sólo cuatro están en Buenos Aires. Sus productos están en todo el país, desde Tucumán –donde las consumidoras son más proclives a aceptar la audacia en el color– hasta Comodoro Rivadavia –donde el gusto se inclina más por el estilo urbano. La mayor parte de las clientas se ubica en el segmento de 30 a 50 años, pero las hay mucho más jóvenes y mucho mayores

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