viernes, 26 de enero de 2018

Buenos días. Hoy les presento a la familia Martínez, quienes residen en Pilar, Provincia de Buenos Aires (Argentina) y se han convertido su sueño original en una empresa en la cual aúnan pasión con trabajo. Para ello les comparto la nota que les realizó José María Cuesta y fuera publicada en el matutino La Nación de Buenos Aires 
Espero que lo disfruten!

Hasta la próxima!

Prof. Lic. Fernando Julio Silva, MSc
Enero 2018
ARTÍCULO:
Familia Martínez Convirtieron las maquetas en un exitoso negocio familiar y hoy exhiben en Nueva York
De izquierda a derecha: Zulema, Ricardo (senior), Gabriel, Ricardo (Junior), Gabriela y GabrielFuente: LA NACION - Crédito: Soledad Aznarez

26 de enero de 2018  
Ricardo y Zulema Martínez eran un matrimonio joven con un hijo de 2 años cuando en 1987 decidieron dejar su trabajo de oficina para transformar en un negocio su pasión: la construcción de trenes y estaciones a escala. Tres décadas después, esa idea se transformó en una realidad que, además, incluyó a los cuatro hijos de la pareja. En familia, crearon una de las empresas más reconocidas a nivel internacional en la construcción de ciudades, edificios y todo tipo de maquetas.
Su desafío más grande, hasta la actualidad, se exhibe a pocos metros de Times Square, en Nueva York, dentro del Gulliver's Gate. Allí se encuentra una colosal maqueta de 112 metros cuadrados (el tamaño de un departamento 4 ambientes, para dimensionar la magnitud) que recrea los lugares más reconocidos de América Latina, como las Cataratas del Iguazú , el Machu Pichu, el Cristo Redentor de Río de Janeiro o el Puerto Madero porteño.
LA NACIÓN visitó el taller y casa de la familia Martínez, situado en Pilar, donde trabaja el matrimonio junto a sus cuatro hijos: Ricardo (Junior), Gabriela, Gabriel (conocido como Peter), y Jorge. Entre maquetas, instrumentos musicales y muchas herramientas, los Martínez contaron cómo es manejar en familia un negocio tan particular.

"Mi profesión es un poco rara, soy un maquetista pero no en el sentido clásico. Lo mío está más orientado al área de juego. Mi principal ocupación es la de construir maquetas de trenes, aunque hacemos de todo tipo", dijo Ricardo (padre) y relató los orígenes de South American Models (SAM): "Esto comenzó como una aventura en 1987. Si bien yo tenía trenes desde chico y me gustaba mucho el tema, recién en ese momento decidí convertir esa obsesión en un trabajo profesional".

El recuerdo de Zulema es similar: "Esto empezó hace 30 años. Los dos renunciamos a nuestros trabajos y comenzamos con esto, éramos los dos únicos empleados de la empresa. Hacíamos todo. Con los años fuimos creciendo y obteniendo cada vez más trabajos".

"Comencé solo, mi idea no era construir maquetas porque pensaba que al que le gustaban los trenes iban a hacer ellos las suyas. Era algo loco pensar en hacerle la maqueta a un hobbista, pero resultó que había ahí una veta donde mucha gente no tenía la habilidad para construir su maqueta así que comencé a ofrecer el servicio. Inmediatamente tuve buena repercusión y me dedicaba a las maquetas de trenes", dijo Ricardo y detalló: "Esas maquetas las hacía solo o con la ayuda de mi mujer. A través de los años fuimos creciendo y haciendo proyectos, no solo de trenes, para diferentes empresas dentro y fuera del país".

De juego a profesión

"Mis hijos comenzaron a crecer y el más grande - se llama Ricardo pero le dicen Junior y tiene 32 años-, a los 9 años, ya se suma al equipo de trabajo armando estructuras. Eso lo marcó de alguna manera, porque es el día de hoy que sigue armando estructuras para la empresa", contó Ricardo padre. "Luego crecieron mis otros hijos y se fueron sumando a la empresa. A uno le interesaba más la parte de carpintería y arte - Gabriel que ahora tiene 29 años - ; a otro la parte de electrónica - Jorge de 27 años -; a mi hija - Gabriela de 31 - la parte de pintura artística y me ayudaba con lo administrativo", añadió.

"No fue que ellos me dijeron 'Papá quiero trabajar con vos' sino que fui yo el que les dije que me dieran una mano porque había comenzado a tener más trabajos y el primer recurso a mano que tenía eran ellos. Ellos siguieron yendo al colegio, pero en lugar de perder el tiempo con los videojuegos estaban jugando con las maquetas", dijo el hombre de amplia sonrisa.

Zulema explicó con más detalles el desembarco de sus hijos en SAM: "El director de arte a los 5 años estaba con nosotros en el taller y le gustaba lijar maderas. El que le gusta la ciencia ficción tenía 6 años y ya armaba estructuras, incluso una vez lo encontramos con todos los dedos pegados con la gotita y descubrimos que estaba armando algo", relató la mujer. Y añadió: "Pero desde los 12 años ya lo hacía profesional y comenzó con el tema de la electrónica. Todos se fueron incorporando así. Mi hija a los 8 años ya pasaba las facturas de IVA a la computadora. También clasificaba las fotos y los negativos para cuando los necesitáramos".

Junior también opinó sobre la experiencia del negocio familiar. "Trabajar con papá es algo distinto a lo que se hace en una empresa tradicional. Es más relajado en el aspecto de que si cometés un error, estás con tu familia. Pero es más pesado tener arriba tuyo a tu papá viendo todo lo que hacés", dijo.

Similar fue la explicación de Gabriela: "Para mí es muy divertido. Si estamos acá después de tanto tiempo es por algo. No es fácil todo el trabajo que se hizo, pero es muy reconfortante estar con ellos y hacer algo que nos encanta". Sobre si se le gustaría dejar SAM, dijo: "No me imagino haciendo otro trabajo porque este es muy dinámico, nos permite hacer muchas cosas y, si te cansás de algo, podés hacer otra cosa para relajarte".

Gabriel coincidió con su hermana en que es divertido trabajar todos juntos, pero que también es "pesado". En tanto, Jorge resaltó: "Es muy satisfactorio trabajar con la familia. Uno se siente en completa confianza, por un lado; pero por el otro nunca termina de desconectarse".
Una parte de la maqueta de América Latina exhibida en Nueva York Crédito: Jorge Martinez

Trabajar en familia
¿Cómo es trabajar en familia? "Es complejo, pero para nosotros es bastante natural. No sé por qué se llegó a trabajar así en familia, puede ser por nuestra idiosincrasia y nuestro carácter. Eso hace que no tengamos mayores problemas", dijo Ricardo padre.
"A la mayoría de la gente le asombra. Cómo es eso de que trabajen conmigo mis 4 hijos y que ninguno se haya querido ir. Puede ser que el trabajo les guste mucho o les conviene más trabajar acá que ir a otro lado. Debo ser mejor jefe", dijo entre risas, y agregó: "Por ahí siguen estando porque la profesión es lo suficientemente interesante como para que le siga gustando. Es lo suficientemente diversa. Cada uno encuentra su veta y lo que le gusta. En otro trabajo, por ahí más estándar, sería más difícil retenerlos".
"No hay uno que tenga la última palabra. Es bastante democrático. Todos decimos nuestra opinión y después acordamos. Se acepta la mejor propuesta. No hay una definición jerárquica", dijo Ricardo sobre la forma de tomar las decisiones dentro de la empresa familiar.
Con esto coincidieron Gabriel y Jorge: "Quien resuelve es relativo al tema del que estemos hablando. Todos opinamos de cada tema, pero cuando llega el momento de decidir se lo escucha más al líder del área".
Los menores de la familia también contaron quién es el más "complicado". "Junior es el más difícil de llevar", dijo Gabriel y Jorge agregó: "En algunos casos puede ser muy introvertido, sobre todo cuando está con su tema de ciencia ficción y nosotros con lo de los trenes. Pero siempre nos llevamos bien".
Quien resumió a los hermanos Martínez y lo que significa para ella lo que lograran fue Zulema. "Por suerte fueron muy tranquilos. Fueron mamando todo eso de estar en el taller con nosotros", dijo la madre con la voz entrecortada por la emoción y cerró: "Para mí es un orgullo total que trabajen con nosotros. No puedo pedir nada más, ya está completo con eso. Verlos a los 4 y a mi esposo juntos es lo más. Es como el resultado de todos los sueños. Para mi verlos trabajar juntos, en algo que les gusta, y progresen es lo más. Estoy muy orgullosa de todos".
Otro sector de la maqueta de 112 metros cuadrados de América Latina exhibida en Nueva YorkCrédito: Jorge Martinez

El gran desafío y el futuro
Sobre cuál fue la maqueta más compleja que tuvieron que hacer, los Martínez no tienen dudas que se trató de la que se exhibe en los EE.UU. "La maqueta que hicimos para Nueva York el año pasado fue la más difícil. Es una maqueta que tiene 112 metros cuadrados que se hizo en 10 meses. Es algo imposible de pensar en la cabeza de un maquetista. Es una maqueta compuesta de 23 módulos, con capaz, con piletas que tienen 5 mil litros de agua y se ensamblan. No se hicieron en Nueva York. Se construyeron en la Argentina y se llevaron para allá y se ensambló en 2 semanas", graficó Ricardo.
Fue ese gran desafío el que les abrió las puertas al mundo y a una nueva maqueta que puede estar entre las más imponentes del planeta. "Gracias al trabajo de Nueva York nos vieron personas del exterior y eso hizo que nos llamaran para un proyecto similar, aunque más grande. En este momento estamos trabajando en un proyecto para una gente muy importante, que no puedo nombrar, pero el tamaño de la maqueta irá entre los 200 y 300 metros cuadrados", dijo el padre de la familia.


jueves, 25 de enero de 2018

Buenas tardes, les traigo el ejemplo de María quien ha logrado llevar adelante su sueño y proyecto. Espero lo disfruten

Hasta la próxima!

Prof. Lic. Fernando Julio Silva, MSc  
Enero 2018

ARTÍCULO:
María Grebol maquilladora

Crédito: Prensa
20 de enero de 2018  
Es directora creativa regional de una compañía multinacional y además tiene su propia empresa de estética con su nombre. Un logro basado en la persistencia y un mantra que repetirá varias veces durante la entrevista: "Tengo mucha fe en el Barba".

La conversación transcurre en forma simultánea con una sesión de cuidado facial porque "mientras charlamos aprovecho para hacerte una máscara de oro así te vas divina".

María Grebol es así. La generosidad al extremo, preocupada por el bienestar de cada persona que la rodea porque si alguien se cruza en su camino es por algo, para aprender, para enriquecer mutuamente sus vidas.

"Todo se trata de compartir, es responsabilidad nuestra disfrutar cada momento, darle valor a cada encuentro", enseña.

Maquilladora y esteticista de nacimiento, desde que jugaba con su hermana, que hoy es la directora de la división Escuela de maquillaje del centro de estética María Grebol Make Up. Pero María sabe que tiene mucho más para ofrecer a sus clientas que sus productos y servicios para la belleza exterior. Ella apunta directamente al corazón de cada clienta, a sus sentimientos, logra esa intimidad que hace que cada tratamiento estético sea una oportunidad para darle, también, un reboque al alma.

Mientras te atiende ella te convida un mate, un jugo, algo rico para picar y te habla tanto de tu piel como de tu ser, de cómo todo se conecta con todo, de ver la abundancia en lo que te rodea, de los secretos de la Ley de atracción, de la importancia de hablar con palabras positivas, de no criticar jamás y sobre todo, de agradecer tus dones a Dios, al Universo, al Amor.

Belleza y espiritualidad son conceptos que van de la mano, en el mundo Grebol. De nada sirve estar bella por fuera si por dentro tus pensamientos te hunden, explica María, que después de 23 años de carrera en el mundo de la estética, sabe que hoy logró un sueño: "Tengo una empresa con un propósito, que me llena el alma", resume. "Mi local es como un club de amigas. La idea mía es que las clientas sientan que este es un lugar para su cuidado, en el que pueden venir cuando quieran, es un círculo femenino", cuenta.

Cómo lo hizo

A pura intuición y pasión un día María se decidió a abrir su local de Palermo, donde un equipo de profesionales brinda tratamientos faciales, realizados con la línea de cosmética que lleva su nombre, y donde también funciona la Escuela de Maquillaje.

En cierto modo, ella logró abrir su propia empresa aún estando empleada, ya que también es directora creativa para Latinoamérica de Max Factor, la compañía suiza de cosméticos, "un monstruo, una empresa multinacional que tiene mas de cien años en el mundo y que confía en mí, tal como soy, me siento muy agradecida".

Sus padres le decían que estudie una carrera porque el maquillaje no tenía el prestigio ni -supuestamente- las oportunidades económicas de una profesión, así que se recibió de licenciada en marketing, pero, como suele suceder cuando se siguen los mandatos externos, el logro de un diploma universitario le había dado a toda la familia una gran satisfacción, pero ella sentía que eso no le alcanzaba para hacerla feliz.

Ni bien se recibió empezó a trabajar en una empresa, donde al principio todo iba bien, su trabajo le gustaba y era reconocido. Pero a medida que pasó el tiempo, todas esas horas que pasaba en una oficina interna en la que no había sol empezaron a pesar. Un día sintió una opresión en el pecho, una angustia fuerte que se empezó a repetir a lo largo de varios meses. "Tuve que oír a mi cuerpo que estaba hablando por mí. Así que pedí una licencia de quince días para reponer energías y entonces me dí cuenta de en realidad lo que estaba haciendo no me terminaba de llenar el alma", recuerda. "Entonces tomé la decisión de largarme a hacer lo que amo, que es maquillar, pase lo que pase".

Así, arrancó con algo chiquito desde su casa, la primera novia que maquilló no supo que fue la primera clienta. Después llegaron su madre, su tía, las amigas, se empezó a armar un boca a boca que desde entonces no frenó nunca.

Tirarse a la pileta fue lo mejor que pudo haber decidido; el resultado más inmediato fue que los temidos episodios de angustia no volvieron más. "Lo que es una pasión, ¿no?, cuando maquillaba, todavía hoy me pasa, no sentía ni hambre ni sed".

También se dio cuenta de que la hora de trabajo como maquilladora valía mucho más que su hora de trabajo como empleada en la oficina. Ahí fue el momento de tomar la decisión de renunciar a su empleo y dedicarse a full a convertirse en una emprendedora beauty.

Una puerta que se cierra, otra que se abre

Finalmente llegó el día en que el crecimiento que experimentaba como maquilladora independiente la llevó a abrir un estudio de maquillaje. Otra vez, era tirarse a la pileta.

Alquiló un local en Palermo, juntó un equipo de colaboradores y llegó el día tan esperado de la inauguración. María Grebol Make Up Studio abría sus puertas.

Lo que no sabía era que ese día otra puerta se iba a cerrar. La del matrimonio. María estaba casada y con su marido tenían una beba de 8 meses que todavía tomaba la teta. Sin muchas explicaciones, quien era su compañero de vida, ese día le anunció "Me voy". Una despedida que implicaba un corte rotundo, también en materia económica, en el mismo momento en que había asumido un riesgo empresario y sabemos, no es lo mismo tomar un riesgo cuando sabés que alguien va a estar ahí para cuidarte si te caés, que tener el vacío sin red por delante. Esa seguridad que representaba tener un compañero de pronto desapareció y pilotear esa situación fue difícil. Pero, con la fe como motor, María supo que tenía dos opciones: hundirse o nadar para salir a flote. Y por supuesto, eligió la segunda.

Los consejos de María

Las claves de su éxito para María Grebol radican en una vocación muy fuerte que genera la energía para superar cualquier adversidad y en ser consciente de que su misión es brindar un servicio. Estos son sus consejos para quienes se preguntan cómo emprender:

Un propósito de vida. Tu actividad, la que te llena el alma está ligada a un propósito mayor, que le da sentido a tu trabajo cada día. "Mi trabajo me conecta con un propósito que trasciende, que es más fuerte que todo".

El motor no está puesto en la ganancia. Aunque le va muy bien a la empresa y a todo el equipo, lo que más disfrutan es cuando la gente llega y utiliza el servicio.

Sembrar aunque no se vean los resultados. Dar un servicio con humildad es clave en todo momento. Sembrar aunque no se vean los resultados en el corto plazo es lo más importante. "Es probable que yo no vea los resultados de todo lo que invierto en el estudio, tal vez lo vean mis hijos o mis nietos, pero no importa, lo que me guía siempre es dejar algo al mundo".

Formarse y aprender permanentemente. Las técnicas de maquillaje que María conocía no fueron suficientes a la hora de maquillar a una novia y que en ese momento por los nervios le salga un granito. "Yo lo tapaba con corrector y por la hiperemia propia de la infección el granito se volví a notar y la novia se ponía nerviosa y seguía somatizando. Ahi me dí cuenta de que tenía que aprender sobre la piel como órgano. Me puse a estudiar cosmetología, cosmiatría, me empecé a estudiar todos los vademécums y trabajé como voluntaria en el hospital Muñiz ayudando a atender pacientes con HIV. Fue importantísimo adquirir formación en ciencias de la salud para complementar mi trabajo y todavía sigo formándome en viajes y descubriendo nuevos productos, como el karité, un potente regenerador de la piel que se cultiva en África".

Tener un buen asesoramiento. Hay que invertir en marcas, patentes, pagar impuestos y sueldos, calcular los costos, en fin, hacer los números. Para todo eso es indispensable contar con un buen equipo de asesores profesionales que lleven adelante toda esa parte indispensable de una empresa.

Más info: María Grebol Make Up