sábado, 29 de agosto de 2009

Rock nacional & Quilmes

Buscando en el archivo encontré esta bella pieza de creatividad en la cual el ingenio muestra una conocida marca de cerveza unida a un recorrido por un buen tramo musical.
El impacto buscado se logra y la presentación es muy atractiva llevando al espectador a "demostrar sus encantos" como cantante

Vale la pena tomarse el casi minuto y medio que dura el spot y disfrutarlo!



Hasta la próxima!

Prof. Lic. Fernando Julio Silva
Agosto 2009

Cómo nacen los negocios?

En este post reproduzco un interesante artículo publicado en MateriaBiz.

Vale la pena pegarle una leída.

Hasta la próxima!

Prof. Lic. Fernando Julio Silva
Agosto 2009

¿Cómo nacen las ideas de negocios exitosos? ¿Cuándo surgen?

A continuación, dos enfoques para obtener ideas que puedan convertirse en productos exitosos en el mercado...

Por Javier Romero Segura (1)
jromero@duxis.com.ar

Si preguntamos a empresarios que han tenido éxito en sus start-ups, no encontramos una respuesta común acerca del nacimiento de sus ideas.

Algunos han empezado en épocas de prosperidad y han aprovechado, en su desarrollo, el impulso de la ola de consumo. Otros han reinventado negocios en tiempos de crisis. Lo cierto es que la inspiración tampoco parece haberles llegado a todos de la misma manera.

Así, para aclarar un poco este panorama, analicemos en mayor profundidad el proceso que conduce de las buenas ideas hasta los negocios exitosos.

Tecnología y aprendizaje, ¿de dónde surgen las ideas?

En general, las nuevas ideas tienen dos fuentes generadoras muy concretas: el saber técnico de un especialista y las necesidades insatisfechas del mercado.

El saber técnico. La primera fuente generadora se basa en la presunción de la existencia de una fuerza investigadora que va desarrollando tecnologías y que permite el descubrimiento de nuevos productos para el mundo. Son las llamadas "innovaciones discontinuas".

En esta vía, los investigadores plantean una innovación tecnológica y luego evalúan sus posibilidades de aplicación a los distintos mercados, de acuerdo a las soluciones que pueda cubrir.

El GPS, por ejemplo, nació como un posicionador para las mediciones de los agrimensores. Hoy es un juguete moderno para trasladarse de un lugar a otro. Este mismo camino han seguido múltiples tecnologías: los microchips, las tarjetas de memoria, las baterías, los bidones, etc.

Incluso, muchos inventos que se desarrollaron específicamente para la primera misión a la luna hoy son productos que dan respuestas a múltiples necesidades del mercado.

En todas partes del mundo, hay equipos de investigadores (ingenieros, químicos, arquitectos, médicos, etc.) dedicando largas de horas al descubrimiento de nuevas soluciones para los problemas cotidianos de la gente.

Estos proyectos de investigación no siempre se encaran con un fin específico. En muchos casos, generan productos o tecnologías ocasionales (por pura casualidad) que pueden ser de mucha utilidad.

Las necesidades insatisfechas del mercado. La segunda fuente generadora se vincula con el aprendizaje que realiza el mercado sobre su propia experiencia de consumo.

Aquí, lo importante es lo que va aprendiendo el cliente a partir de las comunicaciones que recibe de las marcas y de las decisiones que toma en cada situación de consumo que le toca atravesar.

De esta forma, el aprendizaje del consumidor surge de manera natural a través de la oferta competitiva que existe en el mercado, de sus posibilidades de consumo y de los comentarios de su círculo de referencia.

Esta sumatoria de situaciones va generando expectativas y percepciones que dejan espacios vacíos y que permiten ofrecer nuevos productos o evoluciones, atendiendo a nuevos niveles de necesidades.

Es decir, el aprendizaje del cliente en contacto con las marcas oferentes va generando nuevas demandas. Las empresas que las puedan capitalizar oportunamente generarán innovaciones o productos reposicionados con altas probabilidades de éxito.

Esto es muy claro en el caso de los hoteles. Antes, bastaba con ofrecer una cama y una ducha caliente. Hoy, los clientes piden, como mínimo, Wi-Fi y TV con cable.

Otro caso es el de las bicicletas. Hoy tenemos las "free style", las "mountain bike", las de paseo, las de carreras, de ruta, de pista, etc. Además, podemos conseguirlas de todos los valores: desde 150 hasta 7.000 dólares, dependiendo nuestros gustos y necesidades.

Investigar el mercado para descubrir necesidades insatisfechas es una alternativa que permite identificar oportunidades para el desarrollo de productos o para reposicionar a aquellos que ya resulten aburridos para los clientes.

El trabajo con la técnica de los focus group, por ejemplo, suele aportar muchas líneas de acción que surgen como expresiones naturales y con sentido común cuando se las analiza desde el punto de vista del consumidor.

(1)MBA, Profesor de Marketing de ICDA, Universidad Católica de Córdoba. Vice Presidente de DUXIS S.A. Marketing Estratégico y Operacional

http://www.materiabiz.com/mbz/estrategiaymarketing/nota.vsp?tok=1251174053533&nid=42932

domingo, 23 de agosto de 2009

El boom del agua embotellada llega a su fin - Por Mario Diament

El boom del agua embotellada llega a su fin
Crónicas norteamericanas
Por Mario Diament
Sábado 22 de agosto de 2009

MIAMI.- Tal vez sea la recesión, una mayor conciencia ambiental o una combinación de ambas, pero el hecho es que, por primera vez en una década, las ventas de agua embotellada en los Estados Unidos han registrado un bajón.

Lo que muchos consideraron el mayor golpe comercial desde que DeBeers inventó el mercado de los diamantes proclamando que eran "el mejor amigo de la mujer", el agua embotellada pasó de ser una curiosidad en la década del 70, a una moda en los 80, a una forma de consumo obligatorio a partir de los 90.

La imagen de una esbelta veinteañera, vestida con ropa deportiva y acarreando su infaltable botella de agua, bien podría ser el póster cultural de finales del siglo XX.

Entre 1990 y 1997, las ventas de agua embotellada en los Estados Unidos pasaron de 115 millones a 4000 millones de dólares. Entre 1997 y 2006, aumentaron el 170%, hasta totalizar 10.800 millones de dólares. Pero el año pasado, lo norteamericanos consumieron 400 millones de litros menos que el año anterior, de 110 litros per cápita en 2007, a 107 en 2008, según la revista Beverage World .

Hasta el severo Wall Street Journal se preguntaba la semana pasada si no estaríamos presenciando el principio del fin del boom del agua embotellada. Argumentó que Nestlé S.A., el mayor grupo en ventas de alimentos y bebidas del mundo, había registrado una caída del 3% en las ganancias de la primera mitad del año, y que el segmento más débil de su operación era la división de agua embotellada, responsable del 10% del total de las ventas de la compañía. Nestlé comercializa una docena de marcas de agua embotellada, incluidas Perrier, San Pellegrino, Poland Spring y Zephyrhills.

Un litro de agua embotellada en un supermercado cuesta un promedio de 70 centavos en los Estados Unidos. En un restaurante puede costar entre 4 y 8 dólares. Esto es más que el precio de la nafta, que en estos días anda en alrededor de 65 centavos el litro.

De modo que, probablemente, el principal factor en la caída de las ventas sea el económico. Muchas empresas que antes ofrecían agua embotellada gratuitamente a su personal dejaron de hacerlo, como una forma de reducir sus gastos, mientras que el consumidor individual, que antes cargaba mecánicamente su docena de botellas en el carrito, ahora lo piensa dos veces.

Ni más limpia ni más sana

El fenómeno está acompañado de estudios que demuestran que al agua embotellada que se vende en los Estados Unidos no es necesariamente ni más limpia ni más sana que la que proviene de las canillas, sino que, en varios casos, hasta es significativamente inferior.

Según una investigación de cuatro años realizada por el Consejo de Defensa de Recursos Naturales (NRDC), una de las más respetadas organizaciones ambientalistas del país, que incluyó el análisis de más de 1000 botellas de agua de 103 diferentes marcas, reveló que un tercio de ellas contenían diversos niveles de contaminación, incluso químicos orgánicos sintéticos, bacterias y arsénico.

El otro problema son las botellas. La mayor parte de los envases son de tereftalato de polietileno, un producto hecho a base de petróleo crudo. Según un estudio realizado por la Universidad de Louisville, se requieren 17 millones de barriles de petróleo para producir las 30.000 millones de botellas que se venden anualmente en los Estados Unidos.

Más grave aún, el 86% de estos envases no son reciclados, lo que significa que tomará entre 400 y 1000 años degradarlas, según el Instituto de Reciclaje de Envases (CRI).

Esto ha llevado a muchos restaurantes y hoteles en las principales ciudades del país a dejar de ofrecer agua embotellada, citando sus preocupaciones ambientalistas, pero igualmente preocupados por el costo que implica la operación de descarte y reciclado de los envases.


Prefieren instalar sistemas de filtrado y ofrecer el agua en bidones.

Si el negocio del agua embotellada efectivamente declina, tal vez el próximo gran boom sea el aire envasado. Podría empezar en las líneas aéreas, empeñadas en vender todo cuanto sea posible, y luego extenderse a las grandes ciudades.

Con el nivel de contaminación ambiental en ascenso, nadie debería sorprenderse.

Publicado en Diario La Nación. Argentina