domingo, 30 de septiembre de 2012

Cuando el retiro forzado de una empresa da paso a una oportunidad


Qué sucede cuando nos “invitan” a dejar una empresa luego de haber trabajado en ella durante una gran cantidad de años?

Las respuestas probables son dos:

1.- Una gran depresión producida por la crisis

2.- Una gran oportunidad producida por la crisis

Este último caso fue el que vivió Esteban Gandulfo, quien luego de pasar por esa experiencia – sumada a un gran pozo en el que se encontraba sumido el País – logró salir adelante.

El artículo fue escrito por Fernando Massa para el diario La Nación de Argentina y vale la pena leerlo

Hasta la próxima!

Prof. Lic. Fernando Julio Silva, MSc
Octubre 2012

Artículo:

“Cuando el retiro forzado se vuelve una oportunidad” Por Fernando Massa


Esteban Gandulfo, disfrutando de su vida en Lago Puelo, Chubut. Foto: LA NACION / Alfredo Leiva

Un trago amargo con buen resultado. Así ve hoy Esteban Gandulfo aquel día cuando a los 55 años, después de haber pasado unos 25 en la empresa, lo dejaron afuera. El horizonte, en ese momento, se mostraba con diez años de trabajo efectivo por delante para poder jubilarse y la única certeza de no querer vivir más en Buenos Aires.

Fue un año el que pasó en la ciudad como "flotando" hasta que llegó el clic. "Ocurrió en la época del corralito -cuenta-, de los martillazos en el frente de los bancos, con un clima muy triste en Buenos Aires. Coincidió con un viaje a la Patagonia en el que decidimos con mi señora poner una casita para hacer bed and breakfast allá en el Sur."

Y recorriendo muchas propiedades dieron con una en Chubut, en el Lago Puelo. Cuatro hectáreas en el paraje Golondrinas plagadas de murra y mosqueta, prácticamente impenetrables. Pero donde luego de una limpieza, descubrieron un bosque nativo y coihues de 300 años. Y si bien la crisis perjudicó el valor de venta de la casa, favoreció la compra de ese terreno donde hoy, casi diez años después, se encuentra la hostería y cabañas Frontera, que ellos levantaron.

"Los temores que uno tenía de vivir aislado desaparecieron -cuenta Esteban-. Uno gana en tranquilidad, en seguridad, en contacto con la naturaleza. Percibe el ritmo de las estaciones: el amarillo del otoño, la nieve en el invierno, el calor intenso del verano. Un contraste con la monotonía de la ciudad."

Los ingresos de la vida empresarial ayudaron para concretar el cambio de rumbo. Y sí, esos ingresos no volvieron a ser los de antes. Pero ganaron en calidad de vida: ausencia de estrés y más contacto con el arte, especialmente con una de sus pasiones, la escritura.

Hoy cree que si no le daban aquel empujón no hubiera hecho el cambio. Y está agradecido. "Cuando uno pasa 25 años en una empresa -escribe en un párrafo de su libro Hotel de inmigrantes-, la percibe como un macro universo. Sin embargo, no es más que un mundo pequeñito, en él sólo hay producto, ventas, cobros, intrigas de pasillo, sueldos, beneficios y temores. La verdad es que el cosmos está fuera de la empresa."


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