jueves, 27 de septiembre de 2012

Casos de emprendedores: Frigorífico "Piara"

En esta ocasión les traigo un artículo sobre un par de jóvenes emprendedores que se animaron a dejar una posición de estabilidad en la gran ciudad para comenzar de nuevo con un proyecto propio.

El artículo fue escrito por Andrea Rivas y vale la pena leerlo

Hasta la próxima!

Prof. Lic. Fernando Julio Silva, MSc
Septiembre 2012

Artículo:


Cuando emprender significa empezar de nuevo

25-09-12 10:02 Dos ex compañeros de facultad renunciaron a sus trabajos y se mudaron a un pueblo del interior con sus familias para empezar su sueño de tener un frigorífico. Cuando se empieza de cero.  

Por Andrea Rivas arivas@cronista.com para Cronista.com 



Andrés Pianelli y Armando Romo, amigos y socios.

Comenzar un emprendimiento significa en algunos casos dejar todo para intentarlo. El todo incluye renunciar al trabajo, mudarse, pedir dinero prestado a la familia y empezar de cero en un lugar desconocido, con más chances de perder que de ganar.

Andrés Pianelli y Armando Romo estudiaron ingeniería industrial juntos y “desde siempre” se prometieron armar un proyecto en común. Ambos tenías importantes cargos en empresas de primera línea, por lo que el primer intento fue poner un criadero de cerdos al que le dedicarían su tiempo libre.

El proyecto no funcionó. “El error fue seguir cada uno con su respectivo trabajo desde Buenos Aires y dedicarle los fines de semana”.

Pero un tropezón no fue caída. Decidieron buscar otro proyecto y seguir, pero teniendo en claro que esta vez debían dedicarle tiempo completo.

Renunciaron a sus trabajos, buscaron un polo industrial donde poder alquilar instalaciones y partieron rumbo a sus familias al pueblo de Lincoln, en la provincia de Buenos Aires, con la idea de levantar su propio frigorífico al que bautizaron 'Alimentos Piara'.

“El primer año fue durísimo, no alcanzábamos a lograr un producto estable. A veces nos salía bien, a veces mal. Teníamos que armar la red de comercialización y a la vez en lo que pensábamos que íbamos a gastar 10 gastábamos 20”, rememora Andrés en diálogo con Cronista.com.

Encontrar “el producto” les llevó un tiempo. Cuando recuerdan los primeros pasos marcan que otro de los errores fue tratar de lanzar un abanico de propuestas demasiado amplio. Hasta se propusieron trabajar sólo tres productos: paleta sanguchera, jamón natural y bondiola.

Armando y Andrés aseguran que recién después de dos años están “disfrutando” de su emprendimiento y señalan que el crecimiento estuvo muy ligado también a sus propios padres.

“Ellos ya se cayeron y se levantaron, se golpearon y siguieron. Escuchar sus experiencias nos ayudó mucho y es el día de hoy en que colaboran golpeando puertas, mostrando el producto e incorporando puntos de distribución a la firma", precisan y agradecen.

Dos años después aseguran tener “un mejor producto”: “Tenemos controles de calidad, políticas de manufacturas y gente que nos asesora en muchos temas que no sabemos. Hoy llegamos a varios lugares en La Pampa, Bahía Blanca, Viedma, Necochea, Mar del Plata, Bolivar, Tandil y Mendoza, entre otros puntos”, señalan.

Estos jóvenes emprendedores dicen estar abocados “100% al mercado interno” y que sus objetivos son lograr un combo de “buen precio y calidad” que les permitan seguir entrando en el mercado.

Cuando se les pregunta si empezar fue fácil responden con un “no” claro, pero recomiendan a los que
recién empiezan no abandonar en el primer intento, rodearse de asesores que sepan sobre aquello en lo que 'hagan agua'  y estar muy encima del proyecto.

“Llegamos a Lincoln con el camión de mudanzas y no conocíamos a nadie”, cuentan sobre las sensaciones de desolación  de los primeros días y destacan el rol de sus esposas, que además de contenerlos también aportan desde el lado de publicidad y diseño a la compañía.

En la actualidad la firma tiene 6 empleados fijos en planta y generan más trabajo en forma indirecta. Dicen que no necesitan soñar con vender en el exterior porque saben que en el mercado local les queda “mucho por andar”.

Hoy el balance les da positivo y aunque recién empiezan agradecen no haber bajado los brazos: “Muchas veces dijimos nos vamos pero por suerte seguimos acá”, coinciden

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