En esta oportunidad
les presento otro caso de una actividad que comenzó siendo un hobby y como
complemento de otra principal y terminó convirtiéndose en la mayor con el paso
del tiempo.
Interesante el caso
de Florencia Llompart que fue relatado por Paula Ancery a través del diario
Clarín de Argentina
Hasta la próxima!
Prof. Lic. Fernando
Julio Silva, MSc
Octubre 2012
Artículo:
“Indumentaria femenina tejida”
7 OCT 2012 EMPRENDEDORES
Florencia Llompart empezó a vender sus diseños por el
boca a boca, siguió fabricando para marcas instaladas y finalmente lanzó la
suya propia, que se consigue en unos 40 locales multimarca. Terceriza la
producción y vende a mayoristas.
Por PAULA ANCERY
Florencia Llompart
Les dijo a los pretendientes que tenían tomada su casa en ausencia de su
marido que elegiría a alguno de ellos cuando terminara de tejer. Pero destejía
por las noches lo que había tejido durante el día, artilugio que le permitió a
Penélope recibir a Ulises con su virtud intacta, dice la leyenda. Por esto,
quizás, hace muchísimos siglos que tejer se considera una actividad
eminentemente femenina, idea que ni siquiera pudo erradicar la revolución
industrial. En las últimas generaciones, sin embargo, se la veía más como una
imagen arquetípica de las mujeres mayores; pero sigue habiendo chicas jóvenes a
quienes les gusta, y que no necesitan artilugios que las incentiven.
Pero en la era del diseño artesanal cool, alguien tenía que hacerse cargo
del tejido. A Florencia Llompart siempre le interesó la moda, así como siempre
le habían gustado los números. Eligió como carrera la Contabilidad, y ya estaba
trabajando en una multinacional cuando se dio cuenta de que los números le
gustaban, pero las leyes, no tanto.
“Empecé en 2005, un poco como un hobby”, cuenta. “Dibujé un par de diseños,
mi mamá –que se convirtió en mi socia– me los tejió, yo salí a venderlos y me
fue muy bien”. El boca a boca hizo el resto. “Una amiga de una amiga veía uno
de mis sweaters y venía a pedírmelo para que se lo vendiera, trabajaba así.
Hasta que en 2006 lo vi viable y empecé a hacer producto terminado para otras
marcas”.
Ese paso, claro, implicó buscar proveedores de hilados y talleres externos
en los cuales tercerizar la producción. También funcionó como instancia de
verificación de que sus diseños tenían el nivel de calidad y aceptación
necesarios para largarse con la marca propia. “En 2008 dejé de trabajar para
terceros porque era doble trabajo: no les cobraba el diseño y les hacía de
taller”, completa.
Comenzó fabricando únicamente pullovers para después ir ampliando la línea
a todo tipo de prendas para la mujer. “Y ya en 2011 empecé a hacer promoción,
de manera comercial, en eventos como BAF Week o Puro Diseño, para que el
público me conozca. Si no, seguía trabajando con amigas de amigas o con los
locales de las madres de mis amigas”, se ríe la emprendedora.
De norte a sur Llompart eligió no vender por Internet ni tener local propio
a la calle, al menos durante un buen tiempo. Pero tiene un showroom en Belgrano
al que acuden algunas clientas, pero donde lo que más hace es mostrarles a los
dueños de los locales su colección completa. “Trabajo casi totalmente con
mayoristas y en forma directa”, cuenta.
La marca Florencia Llompart está presente en unos 40 locales multimarca, de
los cuales sólo cuatro están en Buenos Aires. Sus productos están en todo el
país, desde Tucumán –donde las consumidoras son más proclives a aceptar la
audacia en el color– hasta Comodoro Rivadavia –donde el gusto se inclina más
por el estilo urbano. La mayor parte de las clientas se ubica en el segmento de
30 a 50 años, pero las hay mucho más jóvenes y mucho mayores
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