Los amantes de la
navegación a vela conocen el término que define una situación de ausencia de
viento que permita que la embarcación se desplace por el agua.
Nada puede hacerse en
ese tiempo sino esperar a que la situación cambie y podamos movernos
nuevamente. El tiempo puede ser corto o largo, no lo sabemos.
Quiero utilizar esta
imagen como indicador de qué nos sucede cuando estamos en una situación de
espera de un llamado a partir de una entrevista ya mantenida o cuando hemos
enviado nuestro CV y todavía no nos han contactado, y tampoco hay certeza de
que ello ocurra.
Transcurrimos ese
tiempo como quien se encuentra en un velero a la espera de que la situación
cambie, por más que tratamos de distraernos con otras actividades no está en
nuestras manos el poder acelerar los tiempos.
Durante este período
nos plantearemos si hemos hecho lo correcto, si habremos dado lo mejor en
nuestra presentación, si somos “buenos en
lo nuestro”, si tal vez ya no somos “demasiado
viejos” para el mercado actual, qué sucederá si el llamado no se produce,
etc., etc. Nos puede asaltar la angustia, nos sentimos abatidos, desganados.
También puede suceder,
al igual que con el viento, que la realidad soplé hacia otro lado y nos lleve a
un puerto que no era el originalmente buscado, y a lo mejor este destino no
planeado es el mejor.
Para concluir, ante
esta situación de tensa calma, lo
mejor es tratar de estar preparado para lo que venga, aún desconociendo qué
puede ser aquello que nos espera ya que si el viento regresa de repente y lo
hace con fuerza será mejor estar bien firme para poder seguir la corriente sin
sobresaltos.
Hasta la próxima!
Prof. Lic. Fernando
Julio Silva, MSc
Octubre 2012
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