En esta oportunidad deseo presentarles el caso de emprendedores que llevan adelante sus ideas junto a la inclusión social (a este tipo de empresas se las conoce como Empresas "B"). Este es el caso de "Xinca" en Mendoza, Argentina.
Si alguien desea obtener mayor información sobre este desafío, puede visitar su página: http://www.xinca.com.ar/web/
Espero lo disfruten
Hasta la próxima!
Prof. Lic. Fernando Julio Silva, MSc
Alineados con el concepto win the right way 30 emprendimientos,
entre ellos un argentino, participaron del Chivas Venture
Por Franco Varise
SÁBADO
12 DE AGOSTO DE 2017
Alejandro Malgor, uno de los
creadores de las zapatillas Xinca, durante su presentación en Los Ángeles.
LOS ÁNGELES.-
Barritas comestibles, similares a las de "cereales", pero fabricadas
con harina de grillos, videojuegos que ayudan a rehabilitar el cerebro, un
grano de arroz orgánico que revolucionó la agricultura pobre en Tailandia: en
el mundo de las start ups ya no alcanza con mostrar un buen
plan de negocios. La innovación y el impacto social resultan tan fundamentales
como los números a la hora de cautivar a los famosos "inversores
ángeles", esos millonarios que ya no quieren quedar asociados al "capitalismo
salvaje". Durante la tercera edición de Chivas Venture, celebrada en
California, uno de los epicentros globales del bienestar asociado a los
negocios, el planteo de "hacer del mundo un lugar mejor" no fue una
frase vacía.
Este
concurso anual organizado por la marca de whisky Chivas Regal seleccionó 30
emprendimientos de seis continentes entre los que repartió un millón de
dólares. Y uno de los seleccionados fue Xinca, una marca de zapatillas creada
por tres jóvenes mendocinos que utiliza la tela que descarta la industria
textil y los neumáticos desechados. Además, la empresa contrata a presidiarios
del penal de San Felipe, en Mendoza, y en 2016 facturó 150.000 dólares, aunque
este año la idea es elevar las ventas entre un 30 y un 40%. Xinca puede sonarle
conocida a muchos porque el presidente Mauricio Macri posteó una foto en
Facebook probándose uno de sus modelos (similares a las Vans) y promocionando
la marca como un ejemplo... Alejandro Malgor, de 35 años, uno de los fundadores
de Xinca, recuerda la anécdota de Macri con simpatía, mientras intenta cruzar
Sunset Blvd. sin ser atropellado por una Harley-Davidson.
"Somos
tres amigos de Mendoza que teníamos en común la idea de ayudar a través de
organizaciones sociales y los deportes al aire libre como el surf y el
kitesurf. Nosotros sabemos que tuvimos vidas con oportunidades y nos
encontramos con el concepto de «empresa B» que nos rompió la cabeza porque era
lo que estábamos buscando. Logramos conjugar el trabajo profesional y el
voluntariado en un mismo espacio y así podemos ser una sola persona",
cuenta Alejandro que junto a Nazareno El Hom y Ezequiel Gatti lleva adelante el
proyecto.
Dejar el cinismo a un lado
La
pregunta se plantea sola: ¿y qué es una empresa B? Bien, este tipo de
organizaciones redefinen el sentido del éxito empresarial, al usar la fuerza
del mercado para dar solución a problemas sociales y ambientales. Este nuevo
concepto de empresario amplía el deber fiduciario de sus accionistas y gestores
para incorporar intereses no financieros, para cumplir otros compromisos como
generar impactos positivos socio-ambientales en el marco de la transparencia.
Al menos así lo define Wikipedia, y si uno logra disipar el grado natural de
cinismo y escepticismo al que estamos acostumbrados, la combinación parece
maravillosa.
O sea:
ganar plata y hacer algo por los demás. "Empezamos a estudiar problemas
ambientales y las formas de reutilización de residuos y encontramos que se
desechan 100.000 toneladas de neumáticos por año. Pensamos desarrollar un
producto con este residuo y analizamos que una de las cosas que más usa la
gente son zapatillas; notamos también que la industria de la moda era muy
contaminante por los descartes", explica Alejandro. A partir de ahí, con
las telas de recorte de la industria textil y los neumáticos usados, armaron
Xinca. Para ello montaron una planta recicladora (para separar el caucho) y
poder reutilizar el 100% del material en las suelas. "Claro, empezás muy
romántico, pero en un momento crecés y te das cuenta de que sos una empresa que
tiene que tener estándares y planes... las plantas textiles que antes nos daban
sus desperdicios gratis ahora quieren cobrarlo, lógicamente. Pero no nos quedamos
quietos y analizamos otros residuos que puedan reciclarse para añadir a las
zapatillas", dice el factótum de Xinca y, al consultarle sobre el futuro
del negocio, explica que lo ideal sería lograr sistemas de cobranding con
otras compañías. O por ejemplo: que los gobiernos y municipios compren estas
zapatillas (tienen un modelo de trabajo) para sus dotaciones y que al mismo
tiempo logren un impacto social.
"Este
es un viaje de ida... no me veo trabajando en otro tipo de empresas; además
pienso que estamos parados sobre el futuro porque los clientes van a empezar a
elegir a las empresas de impacto social por sobre las otras. Esta filosofía
entiende a la sociedad de consumo, pero está en contra de la obsolescencia
programada de los bienes.... sacar lo bueno del mundo corporativo y descartar
lo que ya sabemos que no es sustentable", expresa el mendocino.
A simple
vista, con Los Ángeles como marco, en un territorio donde hay la mayor cantidad
de millonarios
por metro
cuadrado, las empresas B no son el sueño de un grupo de trasnochados. En esta
ciudad los supermercados orgánicos, las tiendas de jugos saludables, los
locales de madera y objetos exclusivos artesanales están de moda.
"Queremos contagiar esta nueva forma de hacer negocios. Acá en Los Ángeles
como en otras grandes ciudades hay gente de mucha plata interesada en proyectos
de impacto social, que no exige que se apuren los procesos... porque en el
fondo quieren ser parte de una historia", agrega Alejandro.
Si bien
Xinca no llegó a estar entre las cinco empresas seleccionadas que hicieron
su pitch final en un centro cultural ubicado en uno de los
barrios de clase baja de Los Angeles, los mendocinos se hicieron muy conocidos.
"Cambiar la percepción de lo que es basura y que la gente deje de elegir
las Nike, ese es nuestro proyecto y estamos orgullosos", dice.
A diez
metros de él, alrededor de un escenario en el centro del público se encuentra
un jurado de lujo: la actriz ganadora del Oscar, Halle Berry (empresaria y muy
interesada en estos proyectos), Sonal Shah, miembro del gobierno norteamericano
para la implementación de proyectos de innovación y desarrollo y Adam Braun,
fundador de Pencils of Promise, ganador de otro Chivas Venture con su proyecto
de alfabetización y construcción de escuelas en Guatemala, Ghana, Laos y
Nicaragua. También estuvo en el jurado, Alexandre Ricard, CEO de Pernod Ricard,
la multinacional que distribuye el whisky Chivas.
"Nuestra
gran limitación como sociedad es el miedo al «y qué pasaría si...». Entonces
descartamos nuestros deseos porque pensamos que van a salir mal... y creo que
la ecuación más importante de la educación es que otorga poder individual a las
personas", expresó Braun a LA NACION y remarcó que lo más
importante es tener un equipo convencido del proyecto y un líder con visión de
largo plazo.
Siam
Organic, el emprendimiento de Tailandia que obtuvo el primer puesto se llevó
400.000 dólares para acelerar su crecimiento. El creador e impulsor de esta
empresa es el joven Peetachai Dejkraisak (a quien rebautizaron Niel) que
desarrolló un grano de arroz orgánico, alto en antioxidantes y de color morado
-porque está hecho sobre la base de moras- que llamó Jasberry Rice. Parte de su
trabajo fue convencer a los agricultores de que sembraran este grano mientras
desarrollaba el producto comercial. Así logró convertir unas 5000 hectáreas de
campos químicos en orgánicos y los granjeros ganan 14 veces más por día
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