Hace
una semana entré a comprar vasos térmicos descartables a un negocio de la zona
de Belgrano en la ciudad de Buenos Aires.
Me
encontraba allí eligiendo los que necesitaba cuando de manera imprevista comenzó
un intercambio de palabras entre dos empleadas de la tienda. Una le dijo a la
otra que deseaba hablar con ella y paso seguido se dirigieron al fondo del
negocio.
Comenzaron
a discutir de manera acalorada y con la puerta abierta, a medida que la
conversación subía de tono se trasladaron hacia el lugar de atención al público
donde distanciándose siguieron con su intercambio dialéctico sin considerar a
los clientes que nos encontrábamos allí presentes.
Se
dijeron una buena serie de adjetivos calificativos hasta que una de ellas comenzó
a llorar y se retiró nuevamente hacia el fondo mientras que la otra seguía
mascullando.
Trató
de intervenir uno de los encargados pero no logró que bajase la intensidad de
la situación. Luego se acercó la dueña con resultado similar
Al
acercarme a la caja para abonar la compra, les comenté lo negativo de esa
situación ante terceros que indirectamente nos vimos forzados a presenciar esa escena,
a lo cual – y en forma de disculpas – el encargado respondió “es un problema
que se da entre personas”
Más
allá de la anécdota en sí misma, cuántas veces esto sucede dentro de organizaciones
y trasciende el ámbito propio de éstas; haciendo participes innecesarios a
personas que no deberían serlo.
La
falta de espacios en los cuales se puedan dirimir estos temas fallas en el
manejo de las personas que trabajan para una organización llevan a que ello
suceda. Siendo estos temas de fácil solución si se proveen las herramientas
necesarias.
Hasta
la próxima!
Prof. Lic.
Fernando Julio Silva, MSc
Julio 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario