Buenas tardes, les traigo el ejemplo de María quien ha logrado llevar
adelante su sueño y proyecto. Espero lo disfruten
Hasta la próxima!
Prof. Lic. Fernando Julio Silva,
MSc
Enero 2018
María Grebol maquilladora
Crédito:
Prensa
20 de enero de 2018
Es directora creativa regional de una compañía multinacional y
además tiene su propia empresa de estética con su nombre. Un logro basado en la
persistencia y un mantra que repetirá varias veces durante la entrevista:
"Tengo mucha fe en el Barba".
La conversación transcurre en forma simultánea con una sesión de
cuidado facial porque "mientras charlamos aprovecho para hacerte una
máscara de oro así te vas divina".
María Grebol es así. La generosidad al extremo, preocupada por el
bienestar de cada persona que la rodea porque si alguien se cruza en su camino
es por algo, para aprender, para enriquecer mutuamente sus vidas.
"Todo se trata de compartir, es responsabilidad nuestra
disfrutar cada momento, darle valor a cada encuentro", enseña.
Maquilladora y esteticista de nacimiento, desde que jugaba con su
hermana, que hoy es la directora de la división Escuela de maquillaje del
centro de estética María Grebol Make Up. Pero María sabe que tiene mucho más
para ofrecer a sus clientas que sus productos y servicios para la belleza
exterior. Ella apunta directamente al corazón de cada clienta, a sus
sentimientos, logra esa intimidad que hace que cada tratamiento estético sea
una oportunidad para darle, también, un reboque al alma.
Mientras te atiende ella te convida un mate, un jugo, algo rico
para picar y te habla tanto de tu piel como de tu ser, de cómo todo se conecta
con todo, de ver la abundancia en lo que te rodea, de los secretos de la Ley de
atracción, de la importancia de hablar con palabras positivas, de no criticar
jamás y sobre todo, de agradecer tus dones a Dios, al Universo, al Amor.
Belleza y espiritualidad son conceptos que van de la mano, en el
mundo Grebol. De nada sirve estar bella por fuera si por dentro tus
pensamientos te hunden, explica María, que después de 23 años de carrera en el
mundo de la estética, sabe que hoy logró un sueño: "Tengo una empresa con
un propósito, que me llena el alma", resume. "Mi local es como un
club de amigas. La idea mía es que las clientas sientan que este es un lugar
para su cuidado, en el que pueden venir cuando quieran, es un círculo
femenino", cuenta.
Cómo lo hizo
A pura intuición y pasión un día María se decidió a abrir su local
de Palermo, donde un equipo de profesionales brinda tratamientos faciales,
realizados con la línea de cosmética que lleva su nombre, y donde también
funciona la Escuela de Maquillaje.
En cierto modo, ella logró abrir su propia empresa aún estando empleada,
ya que también es directora creativa para Latinoamérica de Max Factor, la
compañía suiza de cosméticos, "un monstruo, una empresa multinacional que
tiene mas de cien años en el mundo y que confía en mí, tal como soy, me siento
muy agradecida".
Sus padres le decían que estudie una carrera porque el maquillaje
no tenía el prestigio ni -supuestamente- las oportunidades económicas de una
profesión, así que se recibió de licenciada en marketing, pero, como suele
suceder cuando se siguen los mandatos externos, el logro de un diploma
universitario le había dado a toda la familia una gran satisfacción, pero ella
sentía que eso no le alcanzaba para hacerla feliz.
Ni bien se recibió empezó a trabajar en una empresa, donde al
principio todo iba bien, su trabajo le gustaba y era reconocido. Pero a medida
que pasó el tiempo, todas esas horas que pasaba en una oficina interna en la
que no había sol empezaron a pesar. Un día sintió una opresión en el pecho, una
angustia fuerte que se empezó a repetir a lo largo de varios meses. "Tuve
que oír a mi cuerpo que estaba hablando por mí. Así que pedí una licencia de quince
días para reponer energías y entonces me dí cuenta de en realidad lo que estaba
haciendo no me terminaba de llenar el alma", recuerda. "Entonces tomé
la decisión de largarme a hacer lo que amo, que es maquillar, pase lo que
pase".
Así, arrancó con algo chiquito desde su casa, la primera novia que
maquilló no supo que fue la primera clienta. Después llegaron su madre, su tía,
las amigas, se empezó a armar un boca a boca que desde entonces no frenó nunca.
Tirarse a la pileta fue lo mejor que pudo haber decidido; el
resultado más inmediato fue que los temidos episodios de angustia no volvieron
más. "Lo que es una pasión, ¿no?, cuando maquillaba, todavía hoy me
pasa, no sentía ni hambre ni sed".
También se dio cuenta de que la hora de trabajo como maquilladora
valía mucho más que su hora de trabajo como empleada en la oficina. Ahí fue el
momento de tomar la decisión de renunciar a su empleo y dedicarse a full a
convertirse en una emprendedora beauty.
Una puerta que se cierra, otra que se abre
Finalmente llegó el día en que el crecimiento que experimentaba
como maquilladora independiente la llevó a abrir un estudio de maquillaje. Otra
vez, era tirarse a la pileta.
Alquiló un local en Palermo, juntó un equipo de colaboradores y
llegó el día tan esperado de la inauguración. María Grebol Make Up Studio abría
sus puertas.
Lo que no sabía era que ese día otra puerta se iba a cerrar. La
del matrimonio. María estaba casada y con su marido tenían una beba de 8 meses
que todavía tomaba la teta. Sin muchas explicaciones, quien era su compañero de
vida, ese día le anunció "Me voy". Una despedida que implicaba un
corte rotundo, también en materia económica, en el mismo momento en que había
asumido un riesgo empresario y sabemos, no es lo mismo tomar un riesgo cuando
sabés que alguien va a estar ahí para cuidarte si te caés, que tener el vacío
sin red por delante. Esa seguridad que representaba tener un compañero de
pronto desapareció y pilotear esa situación fue difícil. Pero, con la fe como
motor, María supo que tenía dos opciones: hundirse o nadar para salir a flote.
Y por supuesto, eligió la segunda.
Los consejos de María
Las claves de su éxito para María Grebol radican
en una vocación muy fuerte que genera la energía para superar cualquier
adversidad y en ser consciente de que su misión es brindar un servicio. Estos
son sus consejos para quienes se preguntan cómo emprender:
Un propósito de vida. Tu actividad, la que te llena el alma
está ligada a un propósito mayor, que le da sentido a tu trabajo cada día.
"Mi trabajo me conecta con un propósito que trasciende, que es más fuerte
que todo".
El motor no está puesto en la ganancia. Aunque le va muy bien
a la empresa y a todo el equipo, lo que más disfrutan es cuando la gente llega
y utiliza el servicio.
Sembrar aunque no se vean los resultados. Dar un servicio con
humildad es clave en todo momento. Sembrar aunque no se vean los resultados en
el corto plazo es lo más importante. "Es probable que yo no vea los
resultados de todo lo que invierto en el estudio, tal vez lo vean mis hijos o
mis nietos, pero no importa, lo que me guía siempre es dejar algo al mundo".
Formarse y aprender permanentemente. Las técnicas de
maquillaje que María conocía no fueron suficientes a la hora de maquillar a una
novia y que en ese momento por los nervios le salga un granito. "Yo lo
tapaba con corrector y por la hiperemia propia de la infección el granito se
volví a notar y la novia se ponía nerviosa y seguía somatizando. Ahi me dí
cuenta de que tenía que aprender sobre la piel como órgano. Me puse a estudiar
cosmetología, cosmiatría, me empecé a estudiar todos los vademécums y trabajé
como voluntaria en el hospital Muñiz ayudando a atender pacientes con HIV. Fue
importantísimo adquirir formación en ciencias de la salud para complementar mi
trabajo y todavía sigo formándome en viajes y descubriendo nuevos productos,
como el karité, un potente regenerador de la piel que se cultiva en
África".
Tener un buen asesoramiento. Hay que invertir en marcas,
patentes, pagar impuestos y sueldos, calcular los costos, en fin, hacer los
números. Para todo eso es indispensable contar con un buen equipo de asesores
profesionales que lleven adelante toda esa parte indispensable de una empresa.
Más info: María
Grebol Make Up
No hay comentarios:
Publicar un comentario